martes, 7 de mayo de 2013

ANIVERSARIO DE PUREZA

El arte de la Musica es el que más cercano se halla de las lágrimas y los recuerdos
(Óscar Wilde)

      Una marcha siempre es una primavera al oído del cofrade porque siempre es igualmente nueva en nuestra emoción. Es un sentimiento agolpado de sombras y luces, el recuerdo del escalofrío de la alta madrugada, un grito de clavos precisos al alma del nazareno, una bocanada de pureza de soles nuevos. Es un recuerdo que se cruza sin previo aviso y te asombra, y de alguna forma te pertenece desde niño, incluso sabes las notas porque están grabadas en tu recuerdo aunque quizá no su nombre. Ni su autor. Quizá eso importe menos. Quizá únicamente busquemos respuestas en sus notas.

      Busquemos por tanto en el análisis del Maestro de música Manuel Pizones Córdoba las claves que encierra una marcha excepcional: Aniversario de Pureza. Además de su importante formación musical, este estudioso, negro cofrade que augura madrugadas, conjuga perfectamente llamador y batuta.




      Marcha: Aniversario de Pureza 
      Autor: Manuel Jesús Navarro Sánchez. Subdirector de la Banda de Música de Nuestra Señora de la Victoria (Cigarreras) y autor de otras muchas marchas y composiciones como Dolores de Alegría, Virgen de la Soledad, Hiniesta madre sevillana, Gratia Plena, Mi Cristo Resucitado, María Santísima del Buen Fin, En tu costado, Salve Pastora de Triana, Himno a Nuestra Señora de los Dolores, etc…

      Análisis estructural. La marcha se caracteriza por una estructura ternaria en la que se presenta una introducción (I), una melodía (A), un fuerte de bajos (B), se retoma la introducción I (I´) y un trío final (C). 

I – A – B – I´ - C 

      Es una estructura variante de la conocida estructura farfiana, popularizada por el ilustre compositor López Farfán, con la única salvedad que éste solía retomar la melodía A, y en este caso se retoma la introducción como puente hasta el trío final. La característica principal de la estructura es la simetría en cada una de sus partes, esa simetría se refleja en el número de compases que componen cada una de las partes, siendo siempre semifrases de 8 compases que en su mayoría se repiten formando frases de 16 compases. Esta simetría estructural hace que para el oído del oyente la marcha cause sensación de orden por lo que resulta más agradable y amena. 

      Análisis musical: Musicalmente la secuencia estructural se corresponde con un secuencia musical en la que se alternan las partes fortes con la presencia de instrumentación de metal, en especial cornetería, con otras partes melódicas en la que la inspiración melódica del autor toma todo el protagonismo. 

      La introducción presenta un tema brillante y directo al oído del oyente donde una melodía con una figuración trepidante para la madera se combina con la brillantez del sonido de las cornetas y los metales en una estructura de pregunta-respuesta de 8 compases cada una con la misma base melódica y en la que la única variante se presenta en la modificación de los dos últimos compases de la repetición para comenzar con la melodía. Sin lugar a dudas es una introducción hecha al molde de la hermandad a la que se dirige la composición. 

      Una vez captada toda la atención del oyente con la introducción, se expone la melodía (A), una melodía que no pierde la alegría en el sonido ya que mantiene la tonalidad Mayor de la introducción. Esta melodía se compone de 16 compases en los que 8 presentan el tema en piano con todo el protagonismo para la sección de madera y los 8 restantes es una reexposición del mismo tema en forte con la aparición del contracanto (saxofones y bombardinos) y la reaparición de las corneta. Es una melodía dulce y muy bonita que compensa la fuerza con la que comienza la marcha y que reafirma que estamos ante una gran marcha.

      El fuerte de bajos y trombones se presenta con dos compases de espera en los que resalta el acompañamiento de corcheas de la madera para dicho fuerte, como si fuera un bálsamo de aire entre lo que hemos escuchado hasta ahora y para prepararnos para lo que viene. Con este recurso compositivo se consigue que la expectación del oyente ante lo que viene aumente de forma considerable, y en este caso con un buen motivo porque el fuerte de trombones y tubas está a la altura de esa espera. Un fuerte muy marcado rítmicamente para que el palio tenga el movimiento justo y necesario en las bambalinas, también compuesto por 16 compases en los que los 8 primeros exponen el tema principal y los 8 restantes son una simple repetición, con la salvedad de que en esta repetición aparece unas respuestas por parte de la trompetería que hacen que se rompa la monotonía de lo que suele ser un fuerte de tubas y trombones al uso (tema + repetición). 

      Posterior a este fuerte de tubas y trombones nos encontramos con un puente de enlace al tema de la introducción en su segunda repetición. Este enlace nos sorprende por su elegancia, donde la sección de metal toma todo el protagonismo con una figuración sencilla y directa para volver a la brillantez de la introducción. 

     Por último llegamos al trío precedido por un compás de nexo donde se anuncia el cambio de tonalidad, una modulación que nos mantiene en las tonalidades mayores y que hacen que la intensidad de la marcha no baje, ya que no notamos ese cambio de melodías entre alegres y tristes. El trío es una declaración de intenciones musicales, donde el autor nos regala toda la sensibilidad que se puede expresar con la composición y la instrumentación. Un trío dulce y bellísimo que a diferencia de los temas anteriores se compone de 32 compases y el mismo esquema 16 de presentación del tema principal en intensidad suave con la reexposición y aparición del contracanto de saxos y bombardinos de 16 compases, tomando su punto álgido en una figuración central de corchea con puntillo y semicorchea que le da el pellizco a Triana que debe tener la marcha. Combina los acompañamientos de la clave de fa para imprimir la diferencia rítmica a ambas partes, en las primera parte (piano), las tubas y trombones acompañan con negras y silencios, las tubas llevan un acompañamiento precioso; y en la segunda parte cambia ese acompañamiento por uno más rítmico (corcheas) que le dan vida y alegría a la parte final de la marcha. 

      En mi opinión estamos ante una de las marchas modernas más completas de las que he escuchado últimamente, es muy equilibrada y el compositor nos deja unas melodías muy bonitas y que se pegan rápidamente al oído. Además mantiene una relación obra-hermandad muy estrecha ya que refleja musicalmente lo que es la idiosincrasia de la hermandad trianera en la calle. 


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