viernes, 14 de septiembre de 2012

La blancura lírica de Juan Sierra

     En el sentimiento más rotundo que nace del espíritu puro y limpio del verso de Sierra se halla la luz de una realidad atemporal , a veces almendra de dorada alegría; otras, belleza quebrada de reflejos.

     Las décimas de este autor a la Virgen María (compendiadas en María Santísima) representan su grito más puro y más lácteo. Todo el brillo de la claridad del cielo de la ciudad, de la inocencia de la nueva primavera acogen en su seno de madre todo el dolor henchido de la Virgen.

     Sus pasiones más íntimas vienen representadas por metáforas e imágenes surrealistas, siendo, en ocasiones, verdaderamente complicado establecer unas y otras. Su dominio de la métrica es magistral.

     He escogido una de sus composiciones más interesantes, la dedicada a la Virgen del Valle. Destacan también los dedicados a la Virgen Macarena o a la Virgen del Rosario de la Hermandad de Montesión.



Tras el Viernes derramado de tormentas y de ocasos
que venga el muelle a tu abrazo
y se olvide de morir (...)

Jarevalo
              
                                                            LA VIRGEN DEL VALLE

Es ya tarde. Recogen su tristeza
los últimos espejos.
Entre dos luces nace tu belleza
quebrada de reflejos.

 Llevan las asas de tu pena henchida
 de brillos maternales
 a la penumbra larga de la vida
dos ángeles iguales.

Tu cristalina soledad se fragua
en ópalos sagrados.
Lloran bajo la sombra azul del agua
parques enamorados.

Ya sólo el horizonte es una franja
de dorada blancura.
Se ha parado el dolor. ¿Ante qué zanja?
¿Hacia qué fuerte altura?

¡Oh misterio del oro entre el ramaje!
¿Dónde anida la espada?
En el temblor naranja del plumaje
hasta el pomo clavada.

¡Qué morado marfil desarticula
el ansia de tus ojos!
Si a la pasión el aire disimula,
Tú alumbras los despojos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario